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El régimen de Irán es una amenaza directa para todo Occidente

Desde la madrugada del 13 de junio el mundo atraviesa un punto de inflexión en la geopolítica global. Mientras los israelíes se refugian de ataques masivo de misiles iraníes, las Fuerzas de Defensa de Israel ejecutaron una ofensiva directa contra instalaciones estratégicas en Irán con un objetivo claro: frenar la amenaza nuclear inminente.

Lo que para muchos parece un nuevo capítulo en el conflicto de Medio Oriente es, en realidad, el momento en que Occidente deberá enfrentar una verdad incómoda: el régimen teocrático iraní no solo amenaza a Israel, sino a todo el orden democrático occidental.

Teherán ya posee suficiente uranio enriquecido para construir nueve bombas nucleares. Al mismo tiempo, estaría produciendo hasta 300 misiles balísticos al mes. La ofensiva israelí — preventiva— busca detener lo que consideran un punto sin retorno.

Amenaza nuclear

Teherán ya posee suficiente uranio enriquecido para construir nueve bombas nucleares
Teherán ya posee suficiente uranio enriquecido para construir nueve bombas nucleares

El informe más reciente del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) advirtió que Irán superó ampliamente los límites del acuerdo de no proliferación, con niveles de uranio enriquecido suficientes para producir armas nucleares en cuestión de semanas. La inteligencia israelí detectó además que el régimen estaba trabajando en la militarización del material nuclear, es decir, transformarlo en cabezas explosivas operativas.

El arsenal nuclear no solo representaría un riesgo existencial para Israel, sino una palanca estratégica para expandir su influencia en la región, chantajear a Europa y desafiar la hegemonía estadounidense.

Según el MI5 británico, Irán representa una “amenaza extraordinaria” de atentados en Europa. La presencia de agentes encubiertos, ciberataques y campañas de desinformación forman parte de una estrategia global de desestabilización.

Argentina sufrió el atentado terrorista a la embajada de Israel en 1992 y a la AMIA en 1994
Argentina sufrió el atentado terrorista a la embajada de Israel en 1992 y a la AMIA en 1994

El desenlace del conflicto podría alterar profundamente el equilibrio en Medio Oriente, redefinir alianzas y forzar a Occidente a reevaluar sus políticas de contención y apaciguamiento.

Durante más de dos décadas, Irán ha financiado, armado y dirigido grupos como Hezbollah en Líbano, Hamas en Gaza, los hutíes en Yemen, y milicias chiítas en Siria e Irak, creando un “anillo de fuego” alrededor de Israel. Tras el brutal ataque del 7 de octubre de 2023 liderada por Hamas, Israel identificó el conflicto como una guerra por delegación dirigida desde Teherán.

Ahora, con Hezbollah severamente debilitado y Hamas en retroceso, Irán habría optado por activar su último recurso: avanzar hacia el arma nuclear para garantizar su supremacía regional.

Para la mayoría de los israelíes, esta guerra no es una elección. La amenaza nuclear, sumada a la guerra multifrente con actores armados por Irán deja una única opción: golpear antes de ser aniquilados. 

Argentina ya sufrió dos ataques de Irán

En el atentado de 1994 contra la AMIA murieron 85 personas en Buenos Aires.
En el atentado de 1994 contra la AMIA murieron 85 personas en Buenos Aires.

En Argentina sufrimos dos atentados terroristas perpetrados por Irán: la voladura de la Embajada de Israel en 1992 y el ataque a la AMIA en 1994.

La investigación de la Justicia argentina es categórica: la República Islámica de Irán fue el actor político y estratégico que decidió, planificó y financió los atentados contra la Embajada de Israel (17 de marzo de 1992) y la AMIA (18 de julio de 1994). En ambos casos, se identificó a Hezbollah como el grupo ejecutor, pero bajo una estructura de mando funcional, ideológica y logística subordinada a Teherán.

El juez Carlos Mahiques, redactor principal del fallo de la Cámara de Casación, identificó que los ataques respondieron a una estrategia geopolítica del régimen iraní frente a un conflicto específico con el gobierno argentino de la época. Entre fines de 1991 y mediados de 1992, Argentina canceló unilateralmente tres acuerdos de provisión de tecnología nuclear con Irán, lo que desencadenó una reacción violenta y planificada. La sentencia afirma que Teherán consideró este giro diplomático como una afrenta intolerable y respondió con acciones terroristas dirigidas contra blancos judíos y estadounidenses en territorio argentino.

En este contexto, la Justicia argentina identificó a los máximos responsables políticos y militares del régimen iraní en funciones durante los años de los atentados. Entre ellos:El tribunal consideró que las pruebas reunidas durante tres décadas de instrucción confirman una estructura de inteligencia, comando y logística impulsada por el Estado iraní.