Las protestas que tienen como centro a la Universidad de Columbia en Estados Unidos se han intensificado en los últimos días, llevando a tensiones significativas entre los estudiantes y las autoridades académicas. Más de 350 manifestantes han sido arrestados en todo el país, en un contexto donde la Casa Blanca ha hecho un llamado a la protesta pacífica.
En respuesta a las movilizaciones, Columbia ha comenzado a suspender a estudiantes que no han cesado su protesta a pesar de un ultimátum previo.
La rectora de Columbia, Nemat Shafik, ha declarado este ambiente como “intolerable”, particularmente para los estudiantes judíos, muchos de los cuales han abandonado el campus en las últimas semanas. Shafik ha condenado el antisemitismo y los llamados a la violencia, subrayando que “el derecho de un grupo a expresar sus opiniones no puede ir en detrimento del derecho de otro grupo a hablar, enseñar y aprender”.
La situación se agrava con incidentes en otras instituciones como Virginia Tech y la Universidad de Texas, donde más de 90 personas fueron detenidas y enfrentamientos con la policía estatal y equipos antidisturbios se han hecho presentes. El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, sentenció mediante redes sociales que los campamentos no serán permitidos.
Este conflicto estudiantil en los EE.UU. refleja las complejidades y repercusiones internacionales del conflicto en Gaza, que estalló el 7 de octubre tras un ataque de comandos de Hamas en el sur de Israel, dejando 1.170 personas muertas, en su mayoría civiles. El ataque desató la guerra en Gaza.