La explosión la semana pasada de miles de dispositivos de comunicación de Hezbollah en todo el Líbano dejó a 1.500 terroristas fuera de combate debido a las heridas sufridas, muchos de los cuales quedaron ciegos o se les volaron las manos, según declaró un funcionario de Hezbollah a Reuters.
Aunque se trata de un golpe importante, representa una fracción de la fuerza de Hezbollah, que según un informe para el Congreso de Estados Unidos el viernes ascendía a 40.000-50.000 combatientes. El líder del grupo terrorista, Hassan Nasrallah, ha afirmado que cuenta con 100.000 combatientes.
Las explosiones, atribuidas en general a Israel, fueron seguidas de cerca por los ataques aéreos de las Fuerzas de Defensa de Israel de la semana pasada, que han hecho tambalearse al poderoso grupo terrorista y partido político chií libanés.
El viernes, Israel abatió al comandante que fundó y dirigió la fuerza de élite Radwan de Hezbollah, Ibrahim Aqil.
El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Herzi Halevi, declaró el domingo que la muerte de Aqil había conmocionado a la organización. Israel afirma que sus ataques también han destruido miles de cohetes y proyectiles de Hezbollah.
Desde el 8 de octubre, cuando Hezbollah comenzó a disparar cientos de misiles contra Israel en apoyo de su aliado Hamas en Gaza y ha redistribuido combatientes a zonas de primera línea en el sur, incluidos algunos procedentes de Siria, dijeron las tres fuentes.
También ha estado introduciendo cohetes en Líbano a un ritmo acelerado, anticipando un conflicto prolongado, dijeron las fuentes.
El principal apoyo y proveedor de armas de Hezbollah es Irán. El grupo terrorista es la facción más poderosa del “Eje de Resistencia” de Teherán, formado por fuerzas irregulares aliadas en todo Oriente Próximo. Muchas de sus armas son modelos iraníes, rusos o chinos.
Andreas Krieg, profesor de la Escuela de Estudios de Seguridad del King’s College de Londres, afirmó que, aunque los operativos de la semana pasada habían perturbado las operaciones de Hezbollah, la estructura organizativa en red del grupo contribuía a convertirlo en una fuerza extremadamente resistente. “Se trata del enemigo más formidable al que Israel se ha enfrentado nunca en el campo de batalla, no por número y tecnología, sino en términos de resiliencia”.