Crece la tensión tras el asesinato del jefe político de Hamas, Ismail Haniyeh. Este viernes, cientos de personas se congregaron en una mezquita de Qatar para asistir al funeral del líder terrorista, asesinado en Teherán, un atentado atribuido a Israel que ha incrementado el temor a una guerra regional a gran escala.
Cientos de personas hicieron cola para las oraciones en el interior de la mezquita del imán Muhammad bin Abdul Wahhab, la más grande que hay en suelo qatarí. Mientras transcurría la ceremonia, otros miles de qataríes rezaban en el exterior en medio de un calor agobiante que superaba los 44 grados.
Entre los que asistieron al funeral se encontraba Jaled Meshaal, señalado como posible sucesor de Haniyeh. También asistieron otros altos cargos del grupo terrorista palestino y el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad al-Thani.
El vicepresidente primero de Irán, Mohammad Reza Aref, y el ministro turco de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan, también asistieron al funeral. A continuación, Haniyeh fue trasladado para su entierro en un cementerio de la ciudad de Lusail, al norte de Doha.
Sami Abu Zuhri, alto cargo de Hamas, declaró a Reuters que “nuestro mensaje a la ocupación (Israel) hoy es que su final está cada vez más cerca. La sangre de Haniyeh cambiará todas las ecuaciones“.
Por otra parte, el funcionario de Hamas Khalil Al-Hayya, quien también figura como posible sucesor de Haniyeh, dijo que “su sangre traerá la victoria, la dignidad y la liberación”.
El asesinato de Haniyeh, quien residía en Qatar, ha incrementado las tensiones regionales durante la guerra entre Israel y Hamas, que ha atraído a grupos terroristas respaldados por Irán en Siria, Líbano, Irak y Yemen. Turquía y Pakistán anunciaron un día de luto el viernes en honor a Haniyeh, mientras que Hamas convocó a un “día de furiosa rabia”.
Haniyeh y su guardaespaldas murieron en un atentado perpetrado antes del amanecer contra su alojamiento en Teherán a primera hora del miércoles, según informó la Guardia Revolucionaria iraní. Haniyeh se encontraba en Irán para asistir a la toma de posesión del presidente iraní, Masoud Pezeshkian, un día antes.
Tanto Hamas como Irán y sus aliados han acusado a Israel por el ataque, pero el Estado judío no ha hecho comentarios al respecto ni ha reconocido la autoría del ataque. La República Islámica y sus proxies en Medio Oriente han prometido represalias.
El asesinato del dirigente de Hamas se produjo horas después de que Israel atacara un suburbio del sur de Beirut, matando a Fuad Shukr, comandante militar de Hezbollah. Israel declaró que el asesinato de Shukr fue una respuesta al mortífero impacto de un cohete que mató a 12 niños el sábado pasado en la ciudad de Majdal Shams.
En otro asesinato de gran repercusión, el ejército israelí confirmó el jueves que un ataque aéreo mató el mes pasado al jefe militar de Hamas, Mohammed Deif, conocido como “el Bin Laden de Gaza”, en Khan Yunis.