Los cuatro rehenes israelíes rescatados el sábado de Gaza se encuentran en peor estado físico y psicológico de lo que se creía en un principio, según informan este domingo los medios de comunicación de Israel. Noa Argamani, Shlomi Ziv, Almog Meir Jan y Andrey Kozlov mostraron signos de desnutrición durante las primeras pruebas médicas realizadas el sábado en el Centro Médico de Sheba, pero aún no se había determinado las consecuencias mentales de sus 8 meses en cautiverio.
La radio pública Kan informó el domingo por la noche de que, tras las conversaciones iniciales con los cuatro, los profesionales médicos creían que mostraban signos del síndrome de Estocolmo, ya que los rehenes rescatados hablaban de las terribles experiencias a las que habían sido sometidos durante su secuestro, al tiempo que decían que sus captores se preocupaban por su bienestar.
El personal del hospital declaró a los medios de comunicación que los cuatro rehenes rescatados no durmieron el sábado por la noche, su primera noche de regreso a Israel tras su rescate, y en su lugar permanecieron despiertos hablando con sus familias y entre ellos. Los médicos también dijeron a Kan que los cuatro se buscaban constantemente, lo que indica que siguen necesitando apoyarse los unos en los otros.
Los rehenes rescatados han empezado a hablar de sus experiencias, según diversos informes. Canal 13 informó el domingo de que Ziv dijo que había aprendido árabe gracias a las emisiones de Al Jazeera que veía estando secuestrado y que sus captores les obligaban a leer el Corán y a rezar todos los días. Por su parte, Jan dijo que los secuestradores le hicieron una torta por su cumpleaños.
Argamani también ha comenzado a compartir parte de lo que vivió, contando a su familia que estuvo cerca de morir unas cuatro veces, según el Canal 12 de Israel. Según un informe publicado el lunes por Ynet, Argamani aprendió árabe durante su cautiverio y lo utilizó para convertirse en portavoz de otras rehenes con las que estuvo retenida antes de que las liberaran en noviembre. Antes de que las separaran, Argamani utilizaba el árabe que había aprendido para conseguir las cosas que las secuestradas necesitaban.
Argamani declaró que había estado retenida en cuatro apartamentos distintos durante los ocho meses de cautiverio y que, en el último, la familia la obligaba a lavar los platos. Ynet informó de que a veces también cocinaba con los ingredientes básicos que le proporcionaban.
Al describir el rescate del sábado, Argamani dijo que estaba lavando los platos cuando oyó un grito en el salón y vio a unas personas con la cara cubierta que le dijeron que eran de las FDI. “Al principio pensé que se estaban burlando de mí y no me moví, pero entonces me preguntó si podía cargarme en su hombre. Ahí me di cuenta de lo que estaba ocurriendo“, declaró Argamani según el Canal 12.
Argamani fue llevada a ver a su madre, Liora, que padece un cáncer terminal, pero su padre, Yaakov, dijo que la avanzada enfermedad de Liora dificultaba la comunicación entre ambas. “Creo que ella entendía lo que estaba pasando. Hubo una respuesta nebulosa, pero Liora está muy mal y apenas miró a Noa”, dijo Argamani.
Kozlov también se reunió con su familia el domingo, después de que sus padres aterrizaran procedentes de San Petersburgo. En un vídeo del reencuentro, se le pudo ver caer de rodillas y romper a llorar en cuanto vio a su madre.