Moran Stella Yanai, de 40 años, fue secuestrada el 7 de octubre por Hamas durante el Festival de Música Nova en el sur de Israel. Desde Beer Sheva, a 40 kilómetros de Gaza, ha compartido detalles de su experiencia durante su cautiverio, describiendo los horrores que vivió y su deseo ferviente de que otros rehenes también sean liberados. “Quiero que mis hermanas y hermanos salgan de este infierno”, afirmó Yanai en su entrevista con The Washington Post.
Yanai fue liberada seis meses después de haber sido capturada. Durante su secuestro, fue trasladada en varias ocasiones a distintos escondites, enfrentando constantes ataques psicológicos y físicos. Los hombres de Hamas la encontraron en tres diferentes ocasiones el mismo día de su secuestro. Moran explicó que gracias a su conocimiento limitado del árabe y a un collar con su segundo nombre en caracteres árabes, sus captores inicialmente la dejaron ir pensando que era árabe.
Sin embargo, su suerte cambió al encontrarse con un grupo más numeroso y organizado de terroristas que no la soltó. Le quitaron sus joyas, incluyendo anillos y pulseras, y la forzaron a entrar en un coche robado para trasladarla a Gaza. Moran permaneció muy consciente de su vulnerabilidad durante todo el viaje y describió cómo era llevada casi como un trofeo, mientras los terroristas la golpeaban y raptaban con indiferencia.
A su llegada a Gaza, fue llevada a un hospital donde un médico que hablaba hebreo con fluidez le inspeccionó rápidamente el tobillo fracturado y le colocó una escayola. Moran recordó cómo suplicó ayuda en vano, solo para recibir una sonrisa que le hizo entender que su situación era grave y que debía centrarse en sobrevivir.
Durante las siete semanas de cautiverio, Moran fue movida de casa en casa, siempre vigilada de cerca por sus captores. Aunque cuenta que no fue violada, indicó que otros rehenes sí sufrieron abusos sexuales a manos de los milicianos. Moran destacó: “Sus historias me destrozaron un poco, pero también me dieron mucha fuerza para luchar aún más por mis hermanos y hermanas, para traerlos a casa.”
Según un informe de marzo de las Naciones Unidas, hubo “motivos razonables para creer” que se produjeron agresiones sexuales, incluidas violaciones y violaciones colectivas, el 7 de octubre. El 20 de mayo, el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI) declaró que solicitaría órdenes de detención contra líderes militares de Hamas por violación y otros actos de violencia sexual considerados crímenes contra la humanidad.
En uno de los escondites, Moran trató de humanizarse ante sus captores para sobrevivir. En una situación, usó sus conocimientos del Islam para evitar ser revisada. “Les dije: ‘saben que esto está prohibido en el Islam’. Ellos decían ‘no, esto es necesario’”, relató.
La libertad de Moran llegó el 29 de noviembre, cuando fue devuelta a Israel en medio de una tregua temporal. Durante ese intercambio, Hamas liberó a 105 rehenes a cambio de una pausa en los combates y la liberación de 240 presos palestinos. Su recibimiento en Israel no fue fácil, pues enfrentó numerosas condiciones médicas y psicológicas derivadas de su cautiverio. “Descubrí que era alérgica a los piojos que me infestaban el cuero cabelludo. Había perdido 7,7 kilogramos, el 12% de mi peso corporal, y ahora estoy medio sorda por las explosiones constantes”, detalló.
Yanai ha utilizado su experiencia para visibilizar la situación de los rehenes restantes. Se ha reunido con activistas, diplomáticos e incluso el Secretario General de la ONU, y ha dado discursos tanto en Israel como en otros países. Recientemente, se subió a un escenario en Tel Aviv, ante 100.000 manifestantes, en Plaza de los Rehenes, para pedir una acción inmediata para la liberación de los rehenes: “Traiganlos a casa, ¡YA!”.