El expresidente de los Estados Unidos Donald Trump recibió al primer ministro Benjamin Netanyahu en su complejo turístico Mar-a-Lago en Florida. Se trató de la primera reunión entre el premier israelí y el líder republicano desde que su relación se tensó tras la derrota de Trump en la elección de 2020.
Tras reunirse con el Presidente Biden y con la vicepresidenta y posible candidata demócrata Kamala Harris, Netanyahu viajó a la Florida para mostrar reparada una relación que parecía haberse roto a finales del mandato del republicano. Netanyahu y Trump habían sido aliados y grandes socios durante el período 2016-2020.
Con gran presencia mediática, el candidato presidencial republicano recibió a Netanyahu y a su esposa Sara con gran calidez. “Me siento honrado”, expresó Trump al ver llegar a la pareja israelí, y procuró mostrarse cercano al primer ministro delante de la prensa, estrechándolo contra sí para que los reporteros puedan tomar buenas fotos de ambos.
La oficina de Netanyahu difundió minutos después del encuentro un video del interior del complejo en el que se ve al primer ministro entregándole a Trump una foto del rehén de 4 años Ariel Bibas, secuestrado por Hamas junto con sus padres y su hermanito en el kibutz Nir Oz el 7 de octubre.
En el video se escucha a Netanyahu decirle a Trump que el abuelo del pequeño Bibas le pidió que le diera la foto al expresidente. A continuación, el primer ministro sacó una gorra con la inscripción “Victoria total”, en referencia a su objetivo declarado de poner fin a la guerra entre Israel y Hamas en Gaza.
Trump y Netanyahu celebraron su reunión más formal en un comedor en el que los periodistas pudieron entrar brevemente antes de que comenzara. Los dos hombres estuvieron acompañados por varios de sus asesores y por Sara Netanyahu.
Al finalizar el encuentro, Trump afirmó que “siempre ha tenido una muy buena relación” con Netanyahu. El candidato republicano también calificó de “falta de respeto” a Israel los comentarios de su posible rival electoral, la vicepresidenta Kamala Harris, sobre la guerra en Gaza. “No entiendo cómo una persona judía puede votar por ella, sus comentarios fueron irrespetuosos con Israel”, afirmó el republicano.
Harris, la presunta candidata presidencial demócrata, insistió el jueves en que no guardaría “silencio” sobre el sufrimiento en Gaza poco después de reunirse con Netanyahu en la Casa Blanca. Sus comentarios suscitaron airadas quejas israelíes, alegando que podrían complicar los esfuerzos por alcanzar un acuerdo con el grupo terrorista Hamas para liberar a los rehenes y poner fin a la guerra en la Franja.
Sin embargo, Harris también hizo hincapié en los puntos a favor de Israel, llamando a Hamas como la “brutal organización terrorista” que desencadenó la guerra con su embestida del 7 de octubre, y señalando que incluyó “horribles actos de violencia sexual”. La vicepresidenta además leyó en voz alta los nombres de los ocho rehenes estadounidenses-israelíes que siguen cautivos por los terroristas, algo que no había hecho hasta el momento ningún otro funcionario estadounidense.
En Florida, Netanyahu dijo que esperaba que su viaje a Estados Unidos condujera a un acuerdo más rápido sobre los rehenes y el alto el fuego. El mandatario israelí dijo que creía que se había producido un movimiento en los esfuerzos para forjar un alto el fuego debido a la presión militar israelí y dijo que enviaría un equipo a las conversaciones en Roma.
Por su parte, Trump aseguró que nunca se estuvo tan cerca de una tercera guerra mundial. “Ahora estamos más cerca que en ningún otro momento desde la Segunda Guerra Mundial porque tenemos a gente incompetente dirigiendo nuestro país”, declaró Trump.
Horas antes de la reunión, un funcionario israelí reveló que el primer ministro había llamado a Trump el 4 de julio para desearle un feliz Día de la Independencia de Estados Unidos, aparentemente la primera vez que ambos hablaban desde que la presidencia de Trump terminó en enero de 2021. La relación del premier israelí con Trump se agrietó cuando Netanyahu felicitó a Biden por ganar las elecciones de 2020, mientras que el líder republicano sostenía que las había ganado él.
Antes de la reunión, Trump dijo a Fox News que le complacían los elogios que Netanyahu le dedicó en el discurso ante el Congreso, pero añadió que la guerra contra Hamas en Gaza debe terminar pronto.
En su discurso, Netanyahu enumeró acciones de la administración Trump largamente esperadas por los gobiernos israelíes, como que Estados Unidos dijera oficialmente que Israel tenía soberanía sobre los Altos del Golán capturados a Siria durante una guerra en 1967, una política estadounidense más dura hacia Irán, y que Trump declarara Jerusalén capital de Israel, rompiendo con la antigua política estadounidense de que el estatus de Jerusalén debía decidirse en las negociaciones entre Israel y los palestinos.
El expresidente de Estados Unidos ya había reprochado a Netanyahu que no lograra evitar el ataque de Hamas del 7 de octubre en el que miles de terroristas irrumpieron en el sur de Israel para matar a casi 1200 personas y tomar a 251 rehenes, desencadenando la guerra en Gaza. “Quiero que la guerra termine y que lo haga rápido, Israel tiene que recuperar a sus rehenes”, dijo Trump en la entrevista del jueves.
Netanyahu y Trump se reunieron por última vez en septiembre de 2020 en la Casa Blanca con motivo de la firma de los Acuerdos de Abraham, en los que Emiratos Árabes Unidos y Bahréin acordaron establecer relaciones diplomáticas con Israel.
Desde aquel entonces, el expresidente estadounidense ha criticado a Netanyahu por lo que, según él, fue su fracaso a la hora de detener el atentado terrorista de Hamas del 7 de octubre, y lo acusó de no cooperar con el asesinato en 2020 del alto general iraní Qassem Soleimani, que Trump había ordenado.
Para ambos hombres, la reunión del viernes en la casa de Palm Beach pondrá de relieve ante su público la imagen de sí mismos como líderes fuertes que han conseguido grandes cosas en la escena mundial, y que podrían volver a hacerlo. Para Trump, la reunión podría dejarlo parado como un aliado y un estadista, así como redoblar los esfuerzos de los republicanos por presentarse como el partido más leal a Israel.