El Departamento de Estado estadounidense expresó su profunda inquietud por el incremento de actividades de Hezbollah, el grupo militante chiíta libanés, en América Latina.
Esta alarma se discutió especialmente durante una reciente sesión del subcomité de Relaciones Exteriores liderada por el senador republicano Marco Rubio.
Rubio destacó no solo el auge del terrorismo en la región sino también las conexiones peligrosas entre Hezbollah y las organizaciones criminales transnacionales, facilitando así la creación de redes delictivas y el planeamiento de ataques terroristas futuros.
Un punto de especial preocupación mencionado fue Chile, donde según Rubio, no se están tomando suficientes medidas para desmantelar las redes financieras que benefician a los líderes de Hezbollah.
Mark Wells, subsecretario adjunto para América Latina y el Caribe, manifestó concordancia con las preocupaciones sobre Hezbollah, añadiendo que, a pesar de las críticas, el gobierno de Gabriel Boric en Chile ha sido activo en la defensa de los derechos humanos y mantiene una cooperación constante con Estados Unidos en el combate al terrorismo internacional.
La cooperación entre ambos países se focaliza en el fortalecimiento de las capacidades de seguridad y el intercambio de información relevante, incluidas las investigaciones sobre Hezbollah y el Tren de Aragua, un grupo criminal que opera desde Venezuela.
En este contexto, la justicia argentina recientemente reafirmó que los ataques terroristas contra la Embajada de Israel y la AMIA en Buenos Aires fueron perpetrados por Hezbollah bajo un diseño político y estratégico de Irán, clasificando el último como un crimen de lesa humanidad.
Al mismo tiempo, el régimen chavista negó la existencia del Tren de Aragua, causando controversias y tensión diplomática con Chile, país que demandó una aclaración y evaluación exhaustiva de la situación en Venezuela para asegurar la seguridad de sus ciudadanos y enfrentar conjuntamente el crimen organizado en la región.