Después de que un alto funcionario israelí predijera que los combates en Gaza durarían hasta fin de año, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, urgió a Israel a idear un plan de posguerra lo antes posible.
En una entrevista desde Moldavia, Blinken afirmó: “A falta de un plan para el día después, no habrá un día después. Y aquí es donde tenemos que ir, lo que tenemos que conseguir, lo más rápido posible”.
Blinken destacó la importancia de diseñar un plan que evite que Israel mantenga el control de la seguridad de Gaza a largo plazo, advirtiendo que “si lo está, simplemente tendrá una insurgencia duradera”. También enfatizó que otras opciones, como permitir que Hamas dirija el territorio o enfrentar un vacío de poder, no son aceptables.
El asesor de seguridad nacional israelí, Tzachi Hanegbi, expresó anteriormente que el ejército necesitaría “otros siete meses” para consolidar su éxito contra Hamas. Por su parte, el presidente estadounidense, Joe Biden, quien apoyó la respuesta de Israel al ataque de Hamas el 7 de octubre, enfrenta crecientes presiones para que haga más por proteger a los civiles, mientras se prepara para la reelección en noviembre.
En cuanto a un reciente ataque en las afueras de Rafah, Blinken lo calificó de “horrible”, subrayó la necesidad de una investigación inmediata y aseguró que Israel rinda cuentas si es necesario. En relación a las armas utilizadas en el ataque, Blinken afirmó no poder verificar si se trataban de armas estadounidenses.
No obstante, The New York Times informó que expertos en armas y evidencia visual confirmaron que las bombas utilizadas eran fabricadas en Estados Unidos, identificándolas como GBU-39. Los fragmentos de munición encontrados en el lugar, filmados por el periodista palestino Alam Sadeq, estaban marcados con el código asignado a Woodward, el fabricante aeroespacial de estas bombas. Los funcionarios estadounidenses han presionado a Israel para que use más de estas bombas con el fin de reducir las víctimas civiles.