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El rehén rescatado Qaid Farhan Al-Qadi reveló que los terroristas le dispararon por no revelar la ubicación de los judíos israelíes

Qaid Farhan Al-Qadi, el beduino secuestrado por Hamas el 7 de octubre que fue rescatado de la Franja de Gaza la semana pasada, contó a Canal 12 de Israel que los terroristas le dispararon por negarse a decirles “dónde estaban los judíos israelíes”. Al-Qadi, que estuvo más de 10 meses en manos de los terroristas, fue encontrado por las tropas israelíes en un túnel en Rafah, al sur del enclave palestino.

“Crecimos así. Para ellos, soy más enemigo que los judíos israelíes“, dijo Al-Qadi, explicando por qué se negó a compartir información con los terroristas. “Hamas vio que yo era realmente musulmán”, dijo, explicando que pusieron a prueba sus conocimientos del Islam y su árabe. “Después me dijeron que los llevara a mi coche y les mostrara dónde viven los judíos. Les dije que era sábado, que no había nadie. Me hice el tonto. Aunque me mataran, no estaba dispuesto a ayudar a Hamas“, dijo el hombre beduino de 52 años.

Al Qadi, padre de 11 hijos, trabajaba como guardia de seguridad cerca del kibutz Magen cuando el grupo terrorista invadió la región. Su hermano lo llamó para advertirle de la invasión terrorista, y cuando salió a comprobar cómo estaban las cosas, dijo que vio “a 100 metros de mí a tres terroristas de Hamas disparando en mi dirección y corriendo hacia mí, asique tiré el teléfono y levanté las manos”.

Luego, los terroristas comenzaron a pegarle. “Uno de ellos me golpeó con su arma, el otro me dio una patada con el pie. Me tiraron al suelo y me ataron las manos. Pasó un trabajador extranjero y le dispararon justo a mi lado“, relató.

Al Qadi explicó que había quedado discapacitado tras el ataque de Hamas. Cuando lo secuestraron por primera vez, los terroristas lo llevaron al hospital Nasar de Khan Yunis, donde lo maltrataron. “Mira, ahí va nuestro perro”, le habrían dicho los gazatíes cuando entró en el centro médico, donde fue operado sin anestesia.

“Había mucha gente allí, y se podía ver su alegría. Sentían que habían ganado“, recordó el rehén liberado.

Fue durante su estancia en este hospital cuando conoció al secuestrado Aryeh Zalmanovich, de 86 años, secuestrado en el kibutz Nir Oz. “Estaba herido en la cabeza y en la mano, más su edad y la diabetes, estaba prácticamente destruido”, dijo Al Qadi, quien además contó que se hicieron amigos dado que compartieron habitación en el hospital durante un mes y medio. “Me contaba historias, me hablaba de su nieta a la que quería mucho y de sus hijos que viven en el norte”, recordó.

La pareja fue separada poco después, ya que Al Qadi fue colocado con trabajadores extranjeros secuestrados y Zalmanovich con una familia judía. Tras reunirse, Al Qadi cuenta que su amigo dejó de comer y de hablar.

Poco después, cuando recuperó el conocimiento, Zalmanovich comenzó a despedirse y al poco tiempo falleció en el hospital. “Fue una despedida muy difícil. De repente, tienes un israelí con el que hablas y pasas tiempo en cautiverio. Se convierte en un hermano, una familia, un padre, todo”, dijo Al Qadi. Los terroristas dejaron a Al Qadi con el cuerpo de Zalmanovich durante horas hasta que le dijeron que dijera que había estado enfermo y que Hamas había intentado salvarlo.

Por último, el rehén liberado dijo que pensaba en cómo estaban tratando a los judíos secuestrados dados los maltratos que recibía él siendo musulmán. “Somos una familia, un pueblo. Pensé: si yo recibo este trato, ¿qué pasa con los judíos? ¿Qué les estarán haciendo?“, se lamentó.