El ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Gideon Saar, confirmó que el ejército israelí atacó presuntos emplazamientos de armas químicas y de cohetes de largo alcance en Siria para evitar que cayeran en manos de extremistas hostiles. En una sesión informativa para medios extranjeros, Saar subrayó que actuaron por precaución y que “el único interés es la seguridad de Israel y de sus ciudadanos”.
“Atacamos sistemas de armas estratégicas, como por ejemplo las armas químicas, o los misiles y cohetes de largo alcance”, informó el canciller.
Las declaraciones de Saar se produjeron después de que aviones de combate de la Fuerza Aérea israelí atacaran el domingo decenas de objetivos en toda Siria, eliminando armamento que Israel temía que pudiera caer en manos de grupos hostiles tras la caída del régimen de Bashar al-Assad.
Siria acordó renunciar a su arsenal de armas químicas en 2013, después de que el gobierno fuera acusado de lanzar un ataque cerca de Damasco que mató a cientos de personas. Sin embargo, se cree que conservó parte de las armas y se le acusó de volver a utilizarlas en años posteriores.
Israel ha llevado a cabo cientos de ataques aéreos en Siria en los últimos años, dirigidos contra lo que dice son emplazamientos militares relacionados con Irán y Hezbollah. Las autoridades israelíes rara vez han hecho comentarios sobre ataques concretos.
El ministro de Defensa, Israel Katz, declaró que el ejército “destruirá armamento estratégico pesado en toda Siria, incluidos misiles tierra-aire, sistemas de defensa antiaérea, misiles superficie-superficie, misiles de crucero, cohetes de largo alcance y misiles costeros”. Un alto funcionario israelí dijo a The Times of Israel que los ataques aéreos persistirían en los próximos días.
Estados Unidos también aprovechó la nueva realidad en Siria, llevando a cabo decenas de ataques contra objetivos del Estado Islámico en el centro de Siria el domingo. Un alto funcionario de la administración Biden dijo que EE.UU. está trabajando con los aliados de Medio Oriente para asegurar y destruir las armas químicas que pertenecían al régimen de Assad.
Si bien la caída de Assad acabó con un bastión desde el que el enemigo de Israel, Irán, había ejercido influencia en la región, el avance relámpago de un grupo dispar de fuerzas rebeldes con raíces en la ideología islamista de Al-Qaeda plantea riesgos para la seguridad israelí.