El Ministerio de Defensa de Israel anunció el reparto de unos 9.000 rifles de asalto para los equipos civiles de defensa del norte del país, en plena escalada con el grupo terrorista Hezbollah, en el sur del Líbano.
En un comunicado, el ministerio explicó que, junto a las fuerzas armadas israelíes, ha invertido más de 14 millones de dólares en rifles ‘Arad’ de fabricación israelí, que se repartirán entre 97 “equipos de respuesta rápida” en varias comunidades del norte del país.
Además, señaló que ahora está en marcha una segunda fase de rearme para equipar a las comunidades de los Altos del Golán, y que, una vez completada, unos 120 equipos civiles en el norte estarán completamente equipados.
Los “equipos de respuesta rápida”, como los llama Israel, son unidades civiles que actúan en coordinación con el Ejército en varias comunidades, incluidos algunos asentamientos en Cisjordania.
Durante los ataques de Hamas del 7 de octubre, en los que murieron unas 1.200 personas y 251 fueron secuestradas, varios miembros de estos equipos, poco pertrechados en aquel momento, murieron defendiendo las comunidades fronterizas. Desde entonces, las autoridades israelíes han rearmado a estos grupos y han extendido la iniciativa al norte, donde el constante fuego cruzado con Hezbollah amenaza con desembocar en un conflicto abierto.
A medida que pasan los días y persisten los ataques con misiles y drones desde el Líbano, crece en Israel la posibilidad de comenzar una guerra a gran escala con Hezbollah en la frontera norte, donde a diario hay intercambio de misiles entre el ejército israelí y el grupo terrorista desde hace casi un año. Si bien muchos funcionarios abogan por una solución diplomática que evite abrir otro frente militar terrestre mientras continúa la guerra en la Franja de Gaza con Hamas, cada vez son más los dirigentes que presionan al primer ministro Benjamín Netanyahu para que haga frente de una vez por todas a la amenaza terrorista que forzó la evacuación de miles de israelíes de las comunidades del norte.
Hezbollah, que comenzó a lanzar ataques contra Israel en apoyo de Hamas un día después de la masacre perpetrada por el grupo Hamas el 7 de octubre en el sur de Israel, ha dicho que sólo dejará de disparar cuando termine la guerra en Gaza, aunque muchos israelíes temen que el grupo terrorista siga siendo una amenaza mientras pueda operar en la frontera.