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La frontera norte de Israel está en llamas y la guerra con Hezbollah parece estar cada vez más cerca

En las carreteras que conducen al norte de Israel, se pueden ver pancartas rojas colgando de los puentes con una sola palabra: “Abandonado”. No queda casi nadie en los pueblos y aldeas cercanos a la frontera con el Líbano, que han estado bajo fuego de Hezbollah durante ocho meses. Esta organización terrorista, respaldada por Irán y que controla gran parte de Líbano, ha lanzado una serie de ataques con misiles y drones desde el 8 de octubre, un día después del ataque de Hamas a Israel. Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, ha prometido continuar con estos ataques como un “frente de apoyo” para Hamas.

El grupo terrorista, respaldado por Irán, ha dirigido sus ataques principalmente a objetivos cercanos a la frontera y bases militares israelíes, intensificando el fuego cruzado desde mediados de mayo. 

En respuesta, Israel abatió a más de 300 operativos de Hezbollah pero la violencia ha creado una atmósfera de tensión y peligro constante, afectando gravemente la vida cotidiana de las personas en la región. 

La violencia en la frontera norte de Israel y el sur de Líbano ha tenido un efecto devastador en las comunidades locales. Al inicio del conflicto, Israel evacuó a las personas que vivían dentro de un radio de 2 km de la frontera, desplazando a unas 60.000 personas. Estas evacuaciones fueron necesarias debido al continuo bombardeo de Hezbollah, que ha hecho que la vida en la región sea insostenible. Las familias han tenido que abandonar sus hogares, buscando refugio en áreas más seguras. 

Perspectivas de un conflicto a gran escala

Con el conflicto en Gaza disminuyendo, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) han comenzado a desplegar unidades hacia el norte, preparándose para una posible ofensiva terrestre contra Hezbollah. El 18 de junio, la IDF anunció que su comando general había “autorizado planes operativos para una ofensiva en Líbano”. En caso de una incursión terrestre, Israel buscaría ocupar una “zona de seguridad” que alejaría a las comunidades del norte del alcance de algunos de los misiles de Hezbollah. 

Sin embargo, tal acción probablemente desencadenaría una respuesta más feroz del grupo terrorista, que podría lanzar misiles de largo alcance capaces de alcanzar objetivos profundos dentro de Israel. 

Para prevenir esto, Israel podría atacar primero los lanzadores de misiles y los cuarteles de Hezbollah, muchos de los cuales están situados en áreas civiles, lo que aseguraría un alto número de bajas civiles en ambos lados.

Dentro de Israel, hay un consenso creciente entre la élite de seguridad de que una guerra con Hezbollah es inevitable. Sin embargo, la mayoría de los generales opinan que no debería ocurrir pronto. 

El mayor general Yitzhak Gershon, quien recientemente sirvió como segundo al mando del frente norte, publicó un artículo el 13 de junio citado por The Economist argumentando que, aunque inicialmente había estado a favor de atacar a Hezbollah inmediatamente después del 7 de octubre, había cambiado de opinión. En su artículo, señaló que Israel debería buscar un arreglo diplomático en lugar de una guerra en este momento. Según Gershon, la estrategia de los últimos ocho meses ha sido una “loca carrera contra una pared”, sugiriendo que el país necesita una tregua tanto en Gaza como en Líbano para evaluar la situación, elegir un nuevo gobierno y reagruparse.

“Deberíamos elegir el momento de cualquier guerra y no ser arrastrados a ella por Nasrallah”, analizó para The Economist un veterano analista de inteligencia.