Una investigación reveló que Yahya Sinwar, líder de Hamas, ha estado al mando de un servicio de seguridad secreto en Gaza que se dedica a la vigilancia de los ciudadanos, incluidos jóvenes y periodistas que critican al grupo terrorista al mando del poder en Gaza.
Este Servicio General de Seguridad se apoya en una amplia red de informantes que reportan actividades catalogadas de sospechosas, como la asistencia a protestas o la crítica pública a Hamas. Esta operación ha quedado al descubierto gracias a la revisión de documentos confidenciales por parte de The New York Times y a entrevistas con fuentes de inteligencia de Estados Unidos.
La unidad, cuyas actividades fueron detalladamente documentadas en una presentación de 62 diapositivas entregada poco antes del ataque del 7 de octubre contra Israel, implementa tácticas de vigilancia y represión para sofocar cualquier forma de disidencia o crítica hacia la gestión de Hamas.
Funcionarios israelíes han informado que estos documentos fueron obtenidos durante redadas en Gaza y reflejan la extensión del control ejercido por Hamas sobre la población, a través de esta fuerza policial, que contaba con más de 850 miembros antes del ataque del 7 de octubre.
Las estrategias de este servicio incluía la censura en redes sociales, difamación de opositores políticos y tácticas dirigidas a reprimir manifestaciones políticas. Esta metodología recuerda a la empleada por agencias de seguridad de regímenes opresivos en otras partes del mundo, como el iraní. La infiltración en la vida personal y la vigilancia constante han generado un clima de miedo y autocensura entre los habitantes de Gaza, afectando su capacidad para expresar críticas o participar en protestas contra el bloqueo impuesto por Israel y las condiciones de vida en la Franja.
Hamas utiliza este Servicio General de Seguridad para perpetuar su autoridad mediante la supresión de voces disidentes. Este hallazgo destapa la realidad de un régimen que no tolera oposición ni críticas.