Shai Davidai, asistente de profesor en la Universidad de Columbia, fue excluido del recinto universitario mientras intentaba encabezar una manifestación pro-Israel. Originario de Israel y miembro del cuerpo docente de la Escuela de Negocios de dicha institución, Davidai ha manifestado su desacuerdo con el manejo de las protestas antiisraelíes por parte de la administración universitaria.
Al intentar acceder al campus de Morningside Heights, descubrió que su tarjeta de acceso había sido desactivada, una medida que, según se le informó, buscaba preservar su seguridad. Este suceso ha suscitado reacciones tanto del profesor como de sus seguidores, quienes han expresado su indignación por el hecho.
El contexto de este incidente es una serie de protestas que han tomado lugar en varios campus universitarios de Estados Unidos en respuesta al conflicto en Medio Oriente. Las tensiones se han intensificado después de que más de 100 manifestantes pro palestinos fueron detenidos en Columbia la semana pasada, lo que ha llevado a la proliferación de campamentos de protesta en otras universidades como la Universidad de Michigan, el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de Yale. La situación ha empeorado al punto que la presidenta de Columbia, Minouche Shafik, anunció la realización de clases virtuales como una medida para bajar las tensiones.
La división entre libertad de expresión e inclusión ha sido evidenciada por las manifestaciones, que han resultado en un aumento del sentimiento antisemita en algunos campus, llevando a los estudiantes judíos a sentirse inseguros.
Ante esto, algunos han optado por dejar el campus temporalmente, siguiendo el consejo de figuras de la comunidad judía, como Elie Buechler de la Iniciativa de Aprendizaje Judío de la Unión Ortodoxa en Columbia. Nicholas Baum, un joven estudiante judío, ha señalado que el ambiente en Columbia se ha tornado hostil hacia los judíos, citando incidentes de difamación tanto hacia el sionismo como hacia el judaísmo en general.
El conflicto se enmarca en una escalada de violencia que comenzó con un ataque de Hamas el 7 de octubre, en el que terroristas masacraron a 1.200 personas en el sur de Israel y se llevaron más de 250 rehenes, 133 de los cuales siguen en cautiverio en Gaza.