En la ciudad drusa de Majdal Shams, ubicada en los Altos del Golán, un soleado sábado de juegos infantiles se tornó en una escena de horror. Un cohete de Hezbollah procedente del Líbano impactó una cancha de fútbol, donde decenas de niños y adolescentes jugaban despreocupadamente. Este ataque, el más letal contra civiles desde el 7 de octubre, asesinó 12 niños israelíes y dejó 20 heridos.
El jefe del Estado Mayor del ejército israelí, el teniente general Herzi Halevi, señaló que el cohete Falaq con una ojiva de 53 kilogramos pertenecía a Hezbollah.
La respuesta de Israel no se hizo esperar. Durante la noche, el ejército israelí atacó varios objetivos en Líbano, intensificando los combates que han caracterizado la frontera en los últimos meses.
El reciente ataque marca un punto de inflexión, obligando a Israel a considerar represalias más severas en un conflicto que amenaza con desbordarse.
Ampliación del conflicto
El ataque en Majdal Shams ha generado temores de una guerra regional más amplia. Irán, aliado de Hezbollah, advirtió a Israel que una reacción fuerte podría tener “consecuencias sin precedentes”. En tanto, el Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, reafirmó el derecho de Israel a defenderse, aunque enfatizó la necesidad de evitar una escalada del conflicto. El Secretario General de las Naciones Unidas ha pedido moderación por parte de todas las partes involucradas, mientras que Egipto y Qatar continúan sus esfuerzos diplomáticos para mediar un alto el fuego.
La frontera entre Israel y el Líbano se encuentra en un estado de alta tensión. Decenas de miles de personas han sido evacuadas de las zonas fronterizas, y la aerolínea nacional libanesa ha pospuesto vuelos hacia Beirut. En Majdal Shams, el dolor y la indignación son palpables. “Estoy muy enfadado, muy enfadado. No tengo sentimientos que pueda explicarles”, expresó Hassan Shakir, un residente local.
Las autoridades israelíes están en alerta máxima, preparándose para posibles ataques adicionales mientras la comunidad drusa enfrenta las consecuencias de un conflicto que parece no tener fin.
Este reciente episodio en los Altos del Golán subraya la volatilidad de la región y la fragilidad de la paz en la zona. Mientras los líderes internacionales buscan soluciones diplomáticas, las comunidades locales siguen viviendo bajo la sombra de la violencia, esperando un momento de tregua en medio de la incertidumbre.