Los incendios se han convertido en el signo más visible del conflicto en la frontera entre Israel y el Líbano.
Los ataques de Hezbollah han calcinado ya unas 21.500 hectáreas en el norte de Israel y han arrasado bosques enteros y tierras de cultivo que son el sustento para muchas comunidades fronterizas.
En los últimos meses, los enfrentamientos y ataques aéreos de ambos lados de la frontera se han intensificado con intercambios diarios y un estado de alerta permanente. Producto de los bombardeos, de la falta de suministros y de los problemas de seguridad que limitan el acceso de los bomberos, el fuego ha consumido miles de hectáreas.
En la mañana de hoy, el Servicio de Extinción de Incendios de Israel informó de que estaba combatiendo incendios en 10 zonas distintas provocados por oleadas de misiles disparados por Hezbollah en respuesta a un ataque israelí que mató a uno de sus principales comandantes el día anterior. Un soldado del ejército de Israel fue asesinado producto del ataque.
El monte Meron, la segunda montaña más alta de Israel y sede de una base aérea del ejército israelí, albergaba una densa arboleda de robles autóctonos en la que jabalíes, gacelas y una variedad de flora y fauna. En las últimas semanas, se empezó a convertir en un páramo arrasado por el fuego producto de drones explosivos de Hezbollah.
Desde que comenzó la guerra, las Fuerzas de Defensa de Israel han registrado 5.450 lanzamientos desde Líbano hacia el norte de Israel. A partir del comienzo de las tensiones el 8 de octubre, Hezbollah ha atacado casi a diario comunidades y puestos militares israelíes a lo largo de la frontera para apoyar a Gaza en medio de la guerra.
Hasta ahora, las escaramuzas en la frontera han causado la muerte de 10 civiles en el lado israelí, así como la muerte de 15 soldados y reservistas de las FDI. Hezbollah, por su parte, ha dado el nombre de 360 miembros que han muerto a manos de Israel. En el Líbano se ha informado de la muerte de 65 operativos de otros grupos terroristas, un soldado libanés y más de 90 civiles.
Los intercambios se han intensificado desde principios de mayo, cuando Israel lanzó su incursión en la ciudad meridional de Rafah, en Gaza. Eso coincidió con el comienzo de la temporada de incendios forestales, calurosa y seca. Desde mayo, los ataques de Hezbollah han provocado el incendio de 8.700 hectáreas en el norte de Israel, según la Autoridad de Parques y Naturaleza.
No sólo Israel sufre las consecuencias de los incendios. Como resultado de las represalias de las Fuerzas de Defensa de Israel, se han quemado unas 4.000 hectáreas, según informó George Mitri, del programa de Tierras y Recursos Naturales de la Universidad de Balamand, a The Times of Israel.
Los problemas de seguridad dificultan la respuesta a las primeras horas cruciales de un incendio, lo que complica todavía más la contención del fuego. Los aviones de extinción permanecen en tierra por temor a ser derribados por misiles, mientras que los bomberos a menudo no pueden desplazarse sin escolta militar.
Las zonas fronterizas están en gran parte despobladas. El gobierno israelí evacuó a 60 mil habitantes de una franja de 4 kilómetros a principios de la guerra, dejando sólo soldados y personal de emergencia. En el Líbano, si bien no existe una orden formal de evacuación, grandes franjas han quedado prácticamente inhabitables.